lunes, 27 de abril de 2015

Lecciones cuando eres la hermana mayor

Haber visto crecer a tus hermanos ha sido uno de los grandes acontecimientos de tu vida. 

La verdad es que nunca consideramos que los hermanos más pequeños puedan tener tanto impacto en los hermanos más grandes. Sin embargo, es posible que sea hora de comenzar a pensarlo desde una perspectiva diferente. Puede que no lo admitamos, pero haber nacido de las primeras nos enseña a ser pacientes, a ser humildes y también nos prepara para enfrentar la vida de forma diferente. 


1. Al tener que dar el ejemplo, aprendiste que puedes dar lo mejor de ti 

Tus padres siempre esperaban que fueras el ejemplo para tu hermana o hermano menor. ¿Quién más podría darles una visión real y cercana de como deberían comportarse? Si bien al principio lo odiabas, no puedes negar que casi se te partió el corazón cuando supiste que tu pequeño quería estudiar lo mismo que tú cuando fuera más grande o que no podías más del orgullo cuando tu pequeña hermana le confesó a su profesora de matemática que fue gracias a ti que se sacó una calificación tan buena. Si bien por muchos años sentiste que era injusto tener que tener un comportamiento y una imagen intachable, también aprendiste que a través de ti tus pequeños hermanos pudieron creer que era posible dar lo mejor de ellos . De paso también descubriste que tenías el suficiente poder dentro de ti como para ser la mejor versión de ti misma. 


2. Al convertirte en la persona que tu hermanos menores confiaban, aprendiste a valorar la confianza de los demás 

Cuando eras más pequeñas quizás probablemente guardabas los secretos de tus amigas pero no comprendías el peso de dicha acción. Que alguien confíe en ti significa que valoran tu habilidad no sólo de comprenderlos y ponerte en sus zapatos, sino que creen que eres lo suficientemente honorable como para no traicionar su confianza ni en el peor de los casos. Nunca comprendiste eso hasta que tus hermanos llegaron a la adolescencia y decidieron que eras la persona indicada para contarte sus sueños y quiebres amorosos. Ellos te enseñaron a nunca dar la confianza por sentado y a comprender que es algo hermoso, pero frágil. 


3. Al darles consejos, aprendiste que eras más capaz de lo que pensabas 

Nunca admiraste mucho tu capacidad de resolver problemas y a la hora de los consejos eran tus amigas las que te los daban a ti y no al revés. Con tus hermanos es otra historia. Desde pequeños te preguntaban tu opinión, esperando saber que te parecía mejor o cual sería la decisión más apropiada. Fue así como pasaste de ayudarlos a escoger entre la torta de chocolate y el pie de limón (o ambos) a tener que empezar a decidir que camiseta era más favorecedora y un día llegaste a tener que considerar que carrera sería mejor para su futuro. Ellos te enseñaron que tu raciocinio y tu opinión tenían mucho más valor de lo que pensabas y que, después de todo, tus decisiones son bastante cuerdas. 


4. Al verlos crecer, aprendiste a valorar el paso del tiempo 

Nunca fuiste de esas personas a las que les gustaba ver como se iban los días del calendario. Odiabas cada vez que era lunes otra vez y hubo un momento en el cual empezaste a editar el número de velas en tu torta de cumpleaños, sin embargo, ellos cambiaron eso también. Es casi como si de alguna forma fueran una extensión de ti, tus hijos adoptivos, porque con ellos te maravillas del paso del tiempo. Aquel bebé que no podía caminar solo el próximo año se irá de casa a estudiar a la universidad y no puedes evitar que los ojos se te llenen de lágrimas. Y no, a ellos les seguirás diciendo que tienes algo en el ojo y que miren para otro lado. 
Por cada ocasión en la que deseaste que tus hermanos menores no hubiesen hecho su inesperada aparición en tu vida es posible que quieras agradecer al menos tres veces. Así que di gracias, gracias, gracias y sigue maravillándote con su continua evolución y con la forma en la que han sido los únicos (¡Sí! ¡Los únicos!) que han logrado convencerte de que en realidad tienes muchas más habilidades de las que pensabas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario