domingo, 15 de marzo de 2015

Mitos de los gimnasios



El ejercicio físico ha tenido una verdadera revolución en el último tiempo en el mundo y Colombia no ha sido la excepción. Los cuerpos atléticos y esculpidos a punta de largas jornadas de ejercicios aeróbicos y extenuantes sesiones con pesas, hasta las técnicas más modernas del “wellnes” (ejercicios como el pilates y el yoga) son ahora más comunes gracias a la oferta de gimnasios en el país. 

Tratar de comer sano, cambiar las grasas por frutas y verduras, beber menos y no fumar es una tendencia internacional que en nuestro medio está teniendo gran  acogida. La ampliación del abanico de edades, unida a una mayor sensibilización acerca de la necesidad de practicar deportes, ha llevado consigo un notable incremento del número de personas en los gimnasios. Las pesas ya no son exclusivas de los físico culturistas y los gimnasios ya no son santuario de mujeres y hombres jóvenes con esculturales cuerpos. 
Pero, como sucede en todas las áreas de la vida, en los gimnasios también circulan leyendas urbanas sobre la práctica deportiva. Alexander Reyes, psicólogo y entrenador personal de gran experiencia, rebate con argumentos algunos mitos tradicionales y otros más de moda por estos días: 
 
1. La faja ayuda a quemar grasa y sacar cintura: “La faja tiene un efecto visual de reducción que es rápido e inmediato, pero aparente. Obviamente la medida de la cintura cambia, porque la faja ha hecho una compresión sobre esa zona. La cintura se deshidrata mientras se hace ejercicio, pero luego vuelve a su estado inicial cuando se ingieren los líquidos perdidos. Es malo utilizar la faja porque en esta zona están localizados los órganos vitales, que se deben proteger trabajando abdomen y lumbares”. 

2. Sudar equivale a perder grasa: “Sudar en exceso no ayuda a perder grasa sino que es el mecanismo por medio del cual el cuerpo regula la temperatura. Así que no hay que ir al gimnasio a matarse para sudar más. Es cierto que se pierde agua, electrolitos y toxinas, pero no grasas”. 
 
3. Es mejor ir al gimnasio sin comer antes: “Dicen que si no se come el cuerpo va a empezar a utilizar las grasas de manera más rápida. Pero la persona se va a descompensar, porque el cuerpo no tiene la energía suficiente para hacer ejercicio. Si es en la mañana, peor, porque ha sido un ayuno de 10 ó 12 horas y la persona puede padecer hipoglicemia. Es importante comer un carbohidrato (complejo) que dé energía como una fruta, unas galletas integrales o una tajada de pan”. 
 
4. Ir al gimnasio para bajar de peso no sirve sin hacer una dieta: “Los cambios súbitos y drásticos en la alimentación producen ansiedad y atacan el efecto (el sobrepeso) mas no la causa (los malos hábitos alimentarios). Obviamente la persona baja de peso pero vuelve a subirlo rápidamente. El ejercicio constante y la moderación en los cambios de alimentación que permitan una adaptación, ayudan a bajar de peso, más lentamente, pero con un efecto más duradero. Una pérdida de peso saludable sería de un kilogramo por mes”. 

5. Las mujeres que hacen pesas se vuelven musculosas: “Es un mito muy común, sobre todo en mujeres que son nuevas en los gimnasios. Es poco probable, no digo que no pueda pasar, pero tendrían que existir unas condiciones específicas en la persona, como que tenga niveles de testosterona más altos de lo normal. Además, se tendrían que utilizar unas cargas de peso muy altas durante el entrenamiento para que esto sucediera”. 
 

6. Cuantas más proteínas se coman más músculo se obtendrá: “Este mito es el más extendido en los gimnasios. El organismo tiene un tope de asimilación de proteínas y si se le da más de lo necesario, el exceso puede eliminarse o almacenarse en forma de grasa. Esto representa una carga para el hígado”. 


7. Hacer abdominales baja la barriga: “La grasa está sobre el músculo y con los abdominales no hay ningún efecto sobre la grasa porque es el músculo el que se contrae. Para utilizar la grasa del abdomen o de cualquier zona, hay que hacer ejercicio aeróbico, con las abdominales se fortalecen los músculos y sólo comienzan a notarse cuando no hay grasa en la zona”. 

8. Cuando se deja de hacer ejercicio, los músculos se convierten en grasa: “Eso no puede pasar. Lo que sucede es que cuando no se hace ejercicio se pierden masa muscular y tono, y como es muy probable que la persona al dejar la actividad física retome los malos hábitos alimentarios que tenía, se incrementa la probabilidad de aumentar los porcentajes de grasa, ocasionando que la persona perciba de forma errónea que allí en donde antes había músculo, ahora hay grasa”. 

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