viernes, 13 de febrero de 2015

Las supersticiones más arraigadas

Se supone que el 13 es un número maldito y si cae martes... ni te cuento. Como esta creencia, que reza que no hay que casarse, ni embarcarse y, en lo posible, evitar salir de casa, hay cientos que se respetan a rajatabla, en muchos casos, "por las dudas". Acá te recordamos sólo algunas. 


El martes 13 suele ser un día temido por los supersticiosos: si el número 13 por sí solo es considera de mal agüero, peor aún si coincide en el calendario con el martes, según la tradición española, o con el viernes en el equivalente anglosajón. 
El origen de la maldad atribuida al martes se debe a su asociación con Marte, dios de la guerra que implica la muerte. La tradición anglosajona considera el viernes como día de mal fario por ser el día en que Cristo fue crucificado. La unión del viernes y el trece se popularizó en España como consecuencia de la serie de películas "Viernes 13". 
En la tradición anglosajona del viernes, correspondiente a nuestro martes, da mala suerte cortarse las uñas y el pelo durante ese día. 
Pero el martes (o viernes) 13 es sólo una de las tantas supersticiones con las que cargamos los humanos. Muchos, las respetan a rajatabla y otros tanto, lo hacen "por las dudas". Es el caso de la mala suerte al pasar por debajo de una escalera: más allá de la superstición, no es ni cómodo ni aconsejable hacerlo, ya que podemos sufrir un accidente. 
Con motivo de un nuevo martes 13, Diario Popular elaboró una lista con tan sólo 5 de las más comunes y respetadas. Mirá: 

Pasar por debajo de una escalera da mala suerte 

La mala suerte de esta superstición se debe a que cuando la escalera se apoya contra la pared forma un triángulo, que la tradición popular identificó con el símbolo de la Santísima Trinidad. Antiguamente el pueblo pensaba que estaba prohibido pasar por debajo de este arco sagrado. 
Otra versión plantea que este triángulo corresponde al que formó la escalera por la cual se bajó el cuerpo de Cristo con la Cruz y el suelo. Se decía que en este triángulo vivían la maldad y el diablo. 
Una versión, algo menos religiosa del origen de esta superstición está en los antiguos métodos de pena de muerte: desde la crucifixión hasta la horca, tan recurrente en las películas del Oeste americano. Se suponía que con esa escalera se bajaban los cuerpos de los ajusticiados y no era de buen augurio. 
Si alguien, por despiste, pasa por debajo de una escalera... no todo está perdido: existen numerosos recursos para conjurar la mala suerte. Hacer el signo de la figa, cruzar los dedos hasta ver un perro, escupir tres veces a través de los escalones o una vez por encima del hombro derecho, escupir en el zapato y continuar el camino sin volverse hasta que la saliva esté seca. 


Romper un espejo da mala suerte 
Esta creencia es común en todo Occidente cristiano, proviene para algunos del uso adivinatorio del espejo. En las sesiones de catoptromancia (adivinación mediante espejo) de los antiguos griegos, la rotura del espejo anunciaba la muerte. Es probable, sin embargo, que esta superstición obedezca a la idea de que la imagen reflejada en el espejo es el doble o el alma de quien los utiliza y que, en consecuencia, romperlo equivale a poner su vida en peligro. 
Los factores económicos son también para algunos, el objeto de esta superstición. Los primeros espejos se fabrican en Venecia durante el siglo XV y estaban recubiertos por una lámina de plata. Eran muy caros, y las señoras para evitar que se rompieran, advertían a los criados que un espejo roto equivalía a siete años de mala suerte. 
En Grecia, durante el siglo VI antes de Cristo, la catoptromancia se llevaba a cabo con espejos de metal brillante, como el cobre, bronce, plata y oro. En la Edad Media y en la época moderna, se recurría a la ayuda de un niño o de una muchacha virgen, a quienes se les vendaban los ojos y se le colocaba delante o detrás, un espejo. 
Durante el siglo pasado, en muchos pueblos se recurría a este método para desenmascarar al culpable de un robo, encontrar objetos perdidos y otros asuntos semejantes. El espejo corriente se sustituyó por el espejo consagrado, que se entronizaba en un altar y recibía bendiciones y oraciones y también por la bola de cristal, que en muchos casos se impuso sobre aquél. 


No te cruces con un gato negro 
En Egipto el gato estaba considerado como la reencarnación de los dioses en el trance de comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad. Los gatos también eran momificados y todo aquel que se atrevía a matar un gato era acreedor de la pena de muerte. 
En el siglo XII la Iglesia comenzó una persecución a los gatos, a los que consideraba símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas. 
Se reivindicó la existencia de los gatos a partir del XVII debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de temibles y desoladoras plagas. Durante el siglo siguiente recuperó su prestigio y por su belleza sirvió como modelo para múltiples cuadros y esculturas. 
El gato negro puede traer buena o mala suerte dependiendo del lugar y la circunstancia de su encuentro: unos dicen que el gato negro es portador de mala suerte, mientras que otras creen que la mala suerte la trae el rojo. 
Se dice que el vaticinio es nefasto si se cruza en el camino de una persona de derecha a izquierda. También que pierde este carácter de maldad si tiene un lunar blanco en alguna parte del cuerpo. 
En Europa y Norteamérica se considera que un gato negro trae buena suerte si camina hacia ti, pero si se aleja se lleva la suerte consigo. Lo mismo sucede si el gato se cruza de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, considerado de mal agüero. 
Desde tiempos lejanos las madres deben tener los gatos alejados siempre de los bebés porque "sorben el aliento" del niño como los vampiros. 


Toca Madera 
Las supersticiones relacionadas con la madera suelen tener carácter positivo. 
Tocar madera tiene su origen en la madera de la Santa Cruz y en la veneración de que fue objeto las reliquias de trozos de madera de ella. También se dice que el origen de la superstición se encuentra entre las costumbres paganas de los druidas y magos de otros tiempos, que recurrían a la madera como a una "toma de tierra" para las malas vibraciones. De esta última versión viene la exigencia de que cuando se toca madera ésta no debe tener "patas", es decir, que no valen ni mesas, ni sillas... 
Se dice que cuando se menciona algo que se desea que suceda hay que tocar madera para que efectivamente el deseo se realice y no ocurra nada que lo impida. 
También se dice que cuando alguien se jacta de algo, por ejemplo "nunca me he roto un hueso", tiene que tocar madera inmediatamente para que continúe la buena suerte que hasta ese momento le ha acompañado. DE la misma manera, cuando una persona hace gala de su buena estrella se cree que también debe tocar madera. 


Abrir un paraguas dentro de una habitación 
Nunca pero nunca de los jamases debe abrirse un paraguas en un lugar cerrado, dicen las abuelas. Las consecuencias van más allá de la mala suerte: puede llevar a la muerte. 
Esta superstición es relativamente reciente, puesto que los paraguas, como tales, no fueron introducidos en Europa hasta el siglo XVII. 
Su simbología procede, no obstante de los parasoles orientales, símbolos de la realeza que dimana de la divinidad, y del palio. Desde ese ángulo, se interpretaba que usurpar la condición divina por medio del uso del paraguas o la sombrilla e interrumpir el itinerario del reino de la luz (el sol) contribuía a desairar a los dioses y sólo se permitía que, excepcionalmente, sustituyera al recinto personal de cobijo y protección (la casa) en las salidas al exterior. 
Así, el abrir el paraguas en casa constituye una doble provocación: por un lado, a la dignidad de los dioses, y por otro, al libre curso del reino de la luz. Otra interpretación más racionalista pretende que esta superstición fue creada de forma artificial, en los orígenes de la implantación del paraguas en Europa, con el fin de evitar los posibles accidentes que los primeros y desprevenidos usuarios del armatoste provocaban al intentar abrir las primeras varillas, que eran metálicas. 


Tirar la sal 
Al ser la sal un elemento de la tierra, un compuesto de sodio que desde la antigüedad se consideró protectora frente al maleficio y la portadora de buena suerte, puede que esta superstición esté relacionada con la importancia de la sal como conservante de alimentos. Pero también la sal simboliza la alianza del hombre con la divinidad. 
Se cree que cuando hay sal en una casa siempre habrá dinero y si se echaba sal en los rincones de las cuadras el día primero de abril se evitaban las enfermedades del ganado. 
Como amuleto la sal se utilizaba en rituales dibujando un círculo de sal alrededor de aquel que deseaba protegerse contra el diablo. Este círculo era llamado "círculo mágico". 
Hay un remedio para conjurar la mala suerte: echar una pizca de sal por encima del hombro izquierdo, porque de este modo se ciega al diablo y a los malos espíritus, o tirar agua por la ventana. 
Es de mal agüero derramar de forma involuntaria la sal o que se caiga un salero: el responsable de ese fatal descuido verterá tantas lágrimas como granos de sal se hayan desperdigado. Pretenden algunos que esta creencia procede de la Última Cena, en la que Cristo derramó la sal. 
Una vez expuestos los orígenes y probables soluciones para estas supersticiones, se puede salir con seguridad a la calle... pero mejor esperamos a mañana, que ya será miércoles 14.

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