miércoles, 20 de mayo de 2015

Hacer una buena manicure

En la actualidad hacerse las uñas se ha convertido, para muchas, en un ritual más de la rutina de belleza. Semanalmente o cada quince días acudimos a un salón para que una manicurista tome nuestras manos y las deje lindas (porque nosotras solas no podemos o porque nos mucha flojera hacerlo). Pero ¿sabes la historia que hay detrás de esa persona que manipula algodones, esmaltes, limas, acetonas? ¿por qué las manicures son cada vez más baratas? ¿por qué encontramos tantos salones de belleza donde pintarnos las uñas?

En el reciente reportaje del New York Times «The Price of Nice Nails» (en español «Un trabajo tan duro como las uñas» se revela la penosa vida que llevan las manicuristas inmigrantes en Nueva York. Discriminadas y explotadas por sus empleadores apenas y pueden sobrevivir en una de las ciudades más glamorosas y caras del mundo.
¿Qué hacer frente a una problemática que seguro traspasa fronteras? ¿cómo recompensar a esa persona que, literalmente, te da la mano? ¿cómo podemos hacer de la nuestra una manicure consciente? 

1. No es necesario que vayas al salón de uñas todas las semanas. Puedes hacerte la manicure tú misma: no es tan complicado como piensas. Asimismo, es importante dejar descansar las uñas de los esmaltes y otros productos para mantenerlas sanas. La manicure no es una actividad de primera necesidad en tu vida

2. Acude a un salón de confianza donde percibas un buen ambiente de trabajo. Por ejemplo, en los pequeños y medianos salones de belleza incluso las dueñas son quienes ayudan a realizar manicures, eso es señal de que las responsabilidades entre los trabajadores son compartidas.

3. Paga lo justo. ¿Por qué las manicures a veces son tan baratas? Pues porque las manicuristas reciben un pago ínfimo por hacerlas, ellas son quienes sufren las consecuencias del éxito de los salones de belleza. Ten cuidado, a veces el bajo precio de un servicio tiene su origen en injusticias y malas prácticas.

4. Infórmate, investiga. No está mal si le preguntas al empleador del salón al cual vas cuál es el horario de trabajo de las empleadas, si tienen días de descanso, si gozan de los derechos de un trabajador promedio. 

5. Cuéntale a tus amigas. Si conoces a mujeres que gustan de ir al salón de belleza cada semana coméntales a la industria que podrían estar apoyando. Todos debemos ser conscientes de nuestras acciones y comportarnos con responsabilidad.

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