No todas las parejas son agradables. A veces, preferimos estar solas que rodearnos de amigas con sus enamorados, pues terminan por incomodarnos con sus intentos por demostrar que la vida de a dos es mucho mejor que la soltería.
Si bien hay parejas con las que se puede pasar un momento agradable, hay otras de las que preferimos alejarnos Y no precisamente por envidia. Estos son algunos ejemplos de las parejas que repelen.
1. La pareja que te empareja
Su excusa perfecta es “tener una cita doble”. Ya que ellos están viviendo el amor, quieren que todos lo experimenten, incluso las personas que disfrutan de su soltería y que no están en busca de una relación. A menos que alguien se los pida, es mejor detener sus intentos en la primera oportunidad.
2. La pareja que se pelea en público
No hay nada más incómodo que ver a una pareja discutiendo. Algunas personas prefieren retirarse a un espacio privado o moderan su volumen, pero otras se dejan llevar por la situación y todo el restaurante termina por enterarse de su crisis. Y si son tus amigos, es aún peor.
3. La pareja que hace todo de a dos
Cuando en una relación la individualidad pasó a convertirse en un “nosotros”, los amigos son los que más sufren. A las reuniones aparecerán juntos (incluso sin pedir permiso), ella nunca llegará sola a la noche de chicas o sus amigas tendrán que acostumbrarse a que su tema de conversación sea él. Separarlos es casi imposible.
4. La pareja amorosa
Está compuesta por dos personas que no saben controlar sus muestras de afecto. Nadie se opone a un beso o a que se tomen de la mano, pero cuando la situación se vuelve algo apasionada termina por ser incómoda, en especial si están con un grupo de amigos.
5. La pareja “feliz”
A simple vista parecen tener una buena relación: llena de afecto, donde ambos se comprenden y sin problemas. Sin embargo, en el fondo, todas las personas que los conocen saben que no se soportan y finjen ser "la pareja ideal"
6. La pareja indecisa
Todos sus amigos saben de su inestabilidad: un día pueden estar felices, al otro terminar por alguna razón y después regresar porque se dan cuenta que “están hechos el uno para el otro”. Una vez es aceptable, pero a la quinta ya empieza a incomodar.
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