¿Alguna vez se ha preguntado por qué es que tendemos a dejar todo para última hora?
Y de ser así, ¿se ha preguntado por qué es que sólo cuando ya es esa “última hora” tenemos la motivación que debimos haber tenido cuando tuvimos el tiempo para hacer las cosas bien?
Sabiendo que si aplicáramos ese nivel de motivación con anticipación podríamos lograr las metas que nos trazamos y no limitarnos a hacer sólo las cosas urgentes e inmediatas; lo cual incrementaría nuestra productividad personal a escalas que sólo soñamos. Al no alcanzarlo, resolvemos buscando auxilio a través de libros de auto ayuda, seminarios, charlas, etc. que nos dan, tanto máximas inspiradoras como muy buenas recomendaciones que tienen mucho sentido pero su efecto es efímero y no mejoran significativamente nuestra productividad.
Esto ocurre porque esos consejos son las ramificaciones de algo que no logran definir. Ese algo es la raíz del funcionamiento de la motivación. Sin dicha raíz es imposible controlar nuestra motivación. Si lo que digo no es así, entonces ¿por qué seguimos con metas trazadas pero no culminadas? Quiero con este artículo dar esa raíz; la que le permitirá a usted de una vez por todas sistemáticamente incrementar su productividad personal.
La raíz de algo sólo puede ser una (no tres, ni siete). En este caso, la raíz (en su mínima expresión) está en el siguiente concepto: la motivación es una fuerza de atracción o de repulsión que varía inversamente proporcional al cuadrado de la distancia.
Primero, vamos a igualar distancia a tiempo, ya que mentalmente tienen el mismo significado. Ejemplo: “Mi examen está cerca (distancia); es la próxima semana (tiempo)”. O “mi viaje está largo (distancia); faltan seis meses (tiempo)”. A cómo puede leer, usamos distancia y tiempo intercambiablemente. Aquí haré lo mismo. En términos simples, la fórmula de la motivación implica que: en la medida que disminuye el margen de tiempo entre nosotros y lo que nos motiva, aumenta la motivación y viceversa (ej.: Si queda poco tiempo para el examen, aumenta la motivación). Visto así, esto es casi obvio. Lo que no ha sido obvio es que se trata de una constante absoluta que afecta el funcionamiento de prácticamente todo en el universo y por lo tanto, funciona siempre así, nos guste o no.
Entonces, ¿estamos condenados? ¡No! Porque mientras la fórmula es una constante absoluta, los márgenes de tiempo (sus variables) son sólo reales en la medida que nuestra percepción les divisa.
Lo que usted tiene que hacer es cambiar su percepción del mundo externo. ¿Cómo? Creando márgenes virtuales de tiempo/distancia. Esto creará una realidad alterna que nos ubicará en otro marco de referencia. Estos márgenes virtuales tienen que ser más estrechos que los reales, ya que la idea es obtener el nivel de motivación correspondiente a mayor proximidad.
Hay distintas formas para crear dichos márgenes virtuales.
En lo personal, utilizo dos herramientas sólidas; una para el margen virtual del tiempo y la otra para el de la distancia. Para el del tiempo uso un cronómetro con cuenta regresiva. Esto me permite establecer los márgenes virtuales necesarios; cambiando mi marco de referencia de uno amplio a uno más estrecho; al designar (por medio del cronómetro) menos tiempo del que verdaderamente tengo disponible. Además, conforme corre el cronómetro regresivo, puedo experimentar cómo los márgenes del tiempo se van reduciendo y de forma inversamente proporcional (al cuadrado), va aumentando mi motivación.
Para el margen de la distancia uso una especie de agenda, cuya característica distintiva es que mide la productividad personal. Esta medición es la que crea los márgenes virtuales que alteran mi percepción.
Estas, como todas las herramientas, si no se usan no funcionan. Pero si las usa, se va a dar cuenta por qué es que tantos consejos no le han dado resultado. Y lo más importante, si las usa, sí culminará las metas que se traza. Las personas no somos ni frescas, ni perezosas; sino, estamos en reacción al funcionamiento de la motivación, el cual sólo comprendiendo de raíz podemos controlar.
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