jueves, 1 de enero de 2015

La misteriosa tumba de Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe fue un hombre enigmático. Su vida fue arrasada por diversas tragedias, y su muerte, acaso en sintonía con su magnífica imaginación, no estuvo al margen de las elucubraciones más fantásticas.

Lo cierto es que, dejando de lado la fantasía, la tumba de Edgar Allan Poe nos reserva un último misterio, un último párrafo, si se quiere, de su extraña historia.






Poe Toaster es el nombre que la prensa sensacionalista le ha dado a una misteriosa persona, en realidad, a un grupo de personas, que desde 1949 ofrecen un extraño rito en la tumba de Edgar Allan Poe. Todos los 19 de enero, fecha de nacimiento del escritor, una figura sombría, ataviada con ropas oscuras, con el rostro cubierto por una bufanta blanca y apoyándose en un bastón plateado, visita la tumba original de Edgar Allan Poe en Baltimore, Maryland, durante las primeras horas de la madrugada. El rito, más bien modesto, consiste en dejar tres rosas y una botella parcialmente llena de coñac. Curiosos de toda clase, e incluso enviados especiales de la prensa, han intentado captar este reconocimiento póstumo, sin obtener mayores resultados que una fotografía difusa y descripciones que rayan en lo fantástico.


Edgar Allan Poe murió a los cuarenta años de edad, en la ciudad de Baltimore, el 7 de octubre de 1849. Las circunstancias que rodean su muerte son, al menos, extrañas. Se dice que la tradición del Poe Toaster comenzó en el centenario de su muerte, en 1949. Cada año, este personaje desconocido se presenta en el Westminster Hall and Burying Ground de Baltimore, e ingresa a la tumba original de Edgar Allan Poe, hoy marcada por una lápida conmemorativa. Allí deposita tres rosas rojas, que representan, según dicen, al propio Edgar Allan Poe, su joven esposa, Virginia, y su suegra, María Clemm, ya que esa parcela del cementerio contuvo originalmente los cadáveres de los tres. Luego, el Poe Toaster derrama media botella de coñac Martell. Nadie ha sabido interpretar este matiz del homenaje, aunque varias de estas botellas se conservan en el museo de Edgar Allan Poe (Edgar Allan Poe House and Museum, Balimore).

De acuerdo con el reporte de varios testigos, especialmente del más antiguo empleado del cementerio de Baltimore, el Poe Toaster orginal comenzó su obra en 1949 y concluyó en 1998, fecha en la que habría muerto. Se presume que su hijo es quien ha tomado la posta desde entonces. Curiosamente, en 2010 el Poe Toaster no apareció por el cementerio, tampoco en 2011, finalizando un homenaje que sesenta años ininterrumpidos. De su figura fantasmagórica nos queda apenas una difusa fotografía, publicada en la revista Life, y no mucho más.





En varias ocasiones el Poe Toaster dejó pequeñas notas junto a las ofrendas de rosas y alcohol, algunas, francamente deplorables, otras, en cambio, contienen mensajes crípticos accesibles únicamente al lector obsesivo deEdgar Allan Poe. Estas anotaciones causaron un revuelo considerable en la comunidad, como aquella que condena el homenaje deportivo efectuado por los Baltimore Ravens, cuyo nombre cambió en honor del gran poema de Edgar Allan Poe: El cuervo (The Raven).

En 2006 un grupo de entusiastas intentó interceptar al Poe Toaster, despertando la ira de los buenos vecinos temerosos de la tradición, que emboscaron a los emboscadores y los retuvieron durante todo el día en la entrada al cementerio, permitiendo que el rito se llevase a cabo en tiempo y forma.

El último reporte del homenaje se produjo en 2009, año del bicentenario del nacimiento de Edgar Allan Poe. Desde entonces, la vieja tumba del cementerio de Baltimore sólo es visitada por lectores agradecidos y comedidos de toda calaña.




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