domingo, 26 de abril de 2015

Mantener una vida emocionalmente balanceada

Controla de a poco tus emociones, para que estas no te detengan en el camino a la felicidad. 
Tener una alimentación adecuada y rutina de ejercicios no son las únicas maneras de ser saludable. De hecho, cuando quieres vivir una vida más tranquila, todo se centra en la actitud. Si tienes a tener problemas de estabilidad emocional, todo el resto de tus intentos se verá con este obstáculo de por medio. Y no es lo ideal que sea así. 

En el sitio web Mind Body Green, la psicóloga y entrenadora de vida, Amelia Harvey, expuso algunas de estas actitudes que tenemos, y cómo darnos cuenta si estamos siendo estables y manejamos bien nuestras emociones, o no. Ella lleva algunos años orientando a las personas a tener una mejor vida y buscar lo que desean. Pero un obstáculo grande para esta tarea, es no saber controlar lo que sientes, y dejarte llevar por el momento. 


1. Concentrarse en el presente 

Habrán situaciones que te dejarán pensando “y qué tal si hubiese tomado tal decisión“, y eso no es sano. Cuando estás dejando influenciar cómo te sientes con tu presente, comparándolo con supuestos, te estás afirmando en cosas que son inciertas y no conoces. Y que, por lo demás, ya pasaron o no pasarán. 
Debes aceptar cómo te sientes en el presente, y que esto no determinará el rumbo de las cosas. Tampoco puedes aferrarte a otros momentos, obviando la oportunidad de ver lo positivo y disfrutar lo que estás haciendo ahora. Quita esos pensamientos, pues solo te harán sentir insegura sobre tus decisiones. O, en palabras de Harvey: “Cuando nos mantenemos en el presente, estamos empoderadas a comenzar de cero cada momentos y vemos las situaciones con perspectiva“. 


2. Ser consciente de lo afortunadas que somos 

Hemos hablado anteriormente sobre lo importante que es la gratitud, para sentirte mejor con tu vida. Y esto, no es algo “extra”, como “¡qué bueno que tengo todo lo que necesito y vivo tranquila!” y luego lo olvidas, no. Debes grabarlo en tu mente. 
Puedes escribir en una lista, diariamente, las cosas de las que estás agradecidas. O ir diciéndolas en voz alta en algún momento del día. Y verás cómo es que funcionan de manera efectiva para hacerte sonreír y cambiar tu ánimo. De verdad, afectarán tu ánimo, pues verás que, aunque puede quedar mucho para lograr tus metas, hay más de una razón para ser feliz. Y para mantener la calma. Es algo que debes cultivar en ti y tomará tiempo, pero ya verás cómo mejora tu día de manera exponencial. 


3. Tener momentos de introspección 

No puedes estar en equilibrio si no tienes un contacto contigo misma. Dedícate tiempo, discute en tu cabeza lo que te preocupa, hazte planteamientos. Y no seas tan dura, date un descanso. Identifica cuando realmente estás cansada o enojada o has tenido un tiempo complicado. Conoce esas partes de ti y reconoce cuando mereces descansar. Cuando mereces darte un tiempo mental, aunque sea un baño de tina en la noche. Ten compasión por ti misma, porque debes ser tu prioridad. 


4. Libera tu cuerpo 

Muchas veces cuando sientes estrés, es tu cuerpo el que se lleva la peor parte. Nuestro organismo intenta alertarnos a través de él que es momento de darnos un descanso. Pero no siempre nos damos cuenta, y seguimos avanzando. Es importante que, por lo mismo, te mantengas en movimiento diariamente. Pueden ser pequeñas rutinas que liberen un poco la tensión que vas guardando, como caminar un tiempo, bailar sola en tu habitación o hacer algún deporte. Nada es extraño, todas las ideas son bienvenidas para dar a tu cuerpo el cuidado que merece. 


5. Cuida tus reacciones 

A la velocidad que vamos, a veces no nos damos un tiempo para respirar profundo antes de reaccionar ante algo que nos moleste. 
Enfadarte y luego, darte cuenta que heriste los sentimientos de alguien o no era para tanto, hará que te sientas peor y solo te quieras esconder. Además, quien se llevará el peor rato, eres tú. No es bueno que respondas en el calor del momento, o sin pensarlo antes. De esta manera, ahorrarás rabias a los demás y a ti. No es guardarse las emociones, sino filtrar lo que uno dirá por tu misma salud mental. Sobre todo, ten respeto por el resto, y maneja las cosas como la persona civilizada que eres.

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