sábado, 28 de marzo de 2015

Mitos del feminismo

Sobre el feminismo existen mitos y estereotipos extendidos en la sociedad que denotan las resistencias a incorporar este enfoque de justicia. Para identificarlos y poder superarlos proponemos aquí esta revisión de la especialista española Montserrat Barba Pan: 

1. Defiende la superioridad de la mujer

El feminismo no busca que la mujer sea superior al hombre, sino la igualdad de derechos respecto a él y el reconocimiento de derechos propios de la mujer, como los relacionados con la maternidad. Precisamente, quiere acabar con un sistema de dominación, el patriarcado, perpetuado durante siglos, no trata de imponer uno propio. 


2. Es contrario a lo femenino

El feminismo apuesta por la diversidad femenina, más allá de los estereotipos impuestos por la sociedad acerca de lo que es o no es una mujer. Pero sí ataca un modelo de feminidad predominante que se basa en convertir a la mujer en objeto y en condicionar su identidad. 
Ejemplos de ello son: la obsesión por el cuerpo y la juventud, o una educación enfocada a ser "cuidadora". Algunas corrientes, como el feminismo cultural estadounidense, exaltan el "principio femenino" (que para ellas defiende valores como la ternura y orientada hacia las relaciones interpersonales), frente al masculino, asociado con la agresividad. Otras teorías abogan por la superación de los géneros y apuestan por las múltiples diversidades. (Fuente: Ana de Miguel. Los feminismos a través de la historia). 


3. El feminismo es de izquierdas

El feminismo va más allá de las ideologías políticas de izquierda o derecha, de hecho, la igualdad de la mujer se ha manipulado políticamente por regímenes de distinto signo. Algunas organizaciones de izquierdas, como los sindicatos o los partidos políticos, mantienen todavía estructuras muy patriarcales y ni siquiera aplican la paridad en sus órganos de dirección. 
Muchos partidos conservadores o instituciones como la Iglesia han manipulado igualmente el concepto de "feminismo" e incluso hablan de un "feminismo cristiano", que considera a la Virgen María como el referente de la plena realización de la mujer. 
Si con alguna ideología puede asociarse el feminismo es con el pacifismo. Muchos de los avances que se han logrado hasta la fecha, derechos esenciales como el voto, la educación, el divorcio, las legislaciones contra violencia machista..., han sido impulsados o apoyados mayoritariamente desde partidos progresistas, pero los han conseguido mujeres de diferentes clases sociales e ideologías de forma pacífica. 


4. Solo las mujeres pueden ser feministas

Desde el origen del movimiento, ha habido hombres profeministas. Y algunos intelectuales, como José Luis Sampedro, han defendido el feminismo durante toda su vida. 
Sin embargo, la mayoría de corrientes feministas defienden que sea un movimiento liderado y protagonizado por mujeres, para garantizar que el debate se centre en los problemas y los puntos de vista de la mujer. 


5. Muchas denuncias por violencia machista son falsas

Hay dos falsos mitos especialmente dolorosos en torno a la violencia machista. Uno de ellos es insistir en que las agresiones también se producen de mujeres contra hombres. Esta violencia, absolutamente condenable e injustificada, no llega a un 4%, mientras que el 70% de las mujeres que mueren en el mundo lo hacen en manos de sus parejas, exparejas o hombres de su círculo familiar. (Fuente: Especialista en Igualdad). 
Respecto a la frase: "Muchas de las denuncias son falsas", común también en el discurso popular, en España, según recoge la Memoria de la Fiscalía General del Estado, las denuncias falsas en violencia de género supusieron el 0.024% del total de las 128.543 presentadas. 


6. El feminismo no tiene sentido porque la mujer ya es igual al hombre

Basta con leer algunos informes recientes para saber que la igualdad está todavía lejos de ser alcanzada. Y que los avances logrados se han hecho gracias a los movimientos feministas, algunos de ellos ya asentados en las instituciones, como en los países nórdicos. 


7. Presenta a la mujer como una víctima

El feminismo defiende el liderazgo femenino y la total independencia de las mujeres a la hora de tomar sus decisiones y emprender su propia vida. Nada más lejos del victimismo. 
Pero los movimientos feministas articulan la mayoría de reivindicaciones y protestas contra la violencia machista, en la que sí hay víctimas: mujeres, niños y niñas. 
Muchas de las mujeres que rechazan el feminismo y lo consideran "superado y victimista" responden al mito de la superwoman (madre perfecta, mujer hermosa, trabajadora ejemplar) que se generalizó a partir de los años ochenta, pero que actualmente ha entrado en crisis al suponer una sobrecarga de funciones y presión social sobre la mujer, sin que se compensen las funciones familiares con el hombre. 


8. Las feministas no se preocupan por su imagen

Todo lo contrario. El cuerpo es uno de los principales focos del feminismo actual. Se ataca la llamada 'talla 0' o la excesiva sexualización del cuerpo femenino y se trabaja la autoestima femenina, ya desde la educación, para reforzar la seguridad de la mujer en el cuerpo, el placer y la salud. De ahí que se apoye una publicidad responsable para evitar enfermedades como la bulimia o la anorexia. Ser feminista no está reñido con cuidar la estética y la imagen sino que anima a sentirse libre para construir tus propios códigos. 


9. Todas las feministas son proabortistas

El feminismo defiende la libertad de la mujer para tomar decisiones sobre sexualidad y sobre su maternidad, es decir, la libertad reproductiva. Defiende que se proteja a las mujeres embarazadas o que deseen ser madres, que se oriente bien la educación sexual y reproductiva, que se facilite el acceso a los anticonceptivos y se informe sobre los pros y contras de algunos métodos así como que no se legisle sobre decisiones que pertenecen a la mujer, como la lactancia o el aborto. En este último caso, se trata de garantizar que la decisión de interrumpir o no el embarazo se haga con total libertad, información y seguridad para la mujer. 


10. La paridad perjudica a las buenas profesionales

La paridad, las cuotas del 60%-40% (ningún sexo debe superar el 60% ni estar representado menos de un 40%) no son defendidas por todas las feministas, aunque sí por una mayoría. Se trata de reequilibrar un sistema de acceso a los puestos directivos en empresas, instituciones judiciales, organismos... que históricamente ha favorecido a los hombres. Pero la paridad no discrimina a un hombre profesionalmente más válido que una mujer, ni le quita mérito a ésta. Propone favorecer que se escoja a la mujer siempre ante dos profesionales igualmente capacitados. 
De ahí la importancia de trabajar la no discriminación ya desde los procesos de selección, con varias personas evaluando al candidato o candidata, y técnicas como realizar la selección del currículo sin ver el nombre, edad y nacionalidad del aspirante. 

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