jueves, 22 de enero de 2015

Consejos para los padres

Educar es una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos los padres. Y, aunque no existen fórmulas mágicas, sí hay algunas cuestiones clave que tenemos que manejar con soltura. Nunca es pronto para comenzar a educarle. Estas son las reglas básicas para conseguir que tu hijo crezca feliz. 



1. Un ejemplo vale más que mil sermones 


Desde muy pequeños los niños tienden a imitar todas nuestras conductas, buenas y malas. 
Podemos aprovechar las costumbres cotidianas -como saludar, comportarnos en la mesa, respetar las normas al conducir, no decir malas palabras, no fumar ni tomar alcohol, etc - para que adquieran hábitos correctos y, poco a poco, tomen responsabilidades. De nada sirve sermonearle siempre con la misma historia si sus padres no hacen lo que le piden. 


2. Comunicación, diálogo, comprensión.

Las palabras, los gestos, las miradas y las expresiones que utilizamos nos sirven para conocernos mejor y expresar todo aquello que sentimos. Por eso, incluso durante el embarazo, hay que hablar al bebé. 


3. Límites y disciplina, sin amenazas 

Hay que enseñarle a separar los sentimientos de la acción. Las normas deben ser claras y coherentes e ir acompañadas de explicaciones lógicas. 
Tienen que saber lo que ocurre si no hace lo que le pedimos. Por ejemplo, debemos dejarle claro que después de jugar tiene que recoger sus juguetes. 


4. Dejarle experimentar aunque se equivoque 

La mejor manera para que los niños exploren el mundo es permitirles que ellos mismos experimenten las cosas. Y si se equivocan, nosotros tenemos que estar ahí para cuidar de ellos física y emocionalmente, pero con límites. 
La sobreprotección a veces nos protege a los padres de ciertos miedos, pero no a nuestro hijo. Si cada vez que se cae o se da un golpe, por pequeño que sea, corremos alarmados a auxiliarle, estaremos animándole a la queja y acostumbrándole al consuelo continuo. Tenemos que dejarles correr riesgos. 


5. No comparar ni descalificar 

No conviene generalizar y debemos prescindir de expresiones como «siempre estás pegando a tu hermana» o «nunca haces caso». 
Seguro que hace muchas cosas bien, aunque últimamente se esté comportando como un verdadero «hijo del carnicero ». Cada niño es único, no todos actúan al mismo ritmo y de la misma manera. 
Frases como «vos podes nadar igual de bien que tu hermano, inténtalo. Ya lo verás» transforman su malestar en una sonrisa y le animan a conseguir sus metas.

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